12.2.13

Piloto Monday Mornings, los M&Ms de los médicos

La primera escena del piloto de Morning Mondays me recuerda a Anatomía de Grey. Un paciente entra en urgencias. La médico exclama: ¡intento de suicidio! Pero llega un tal Gato y confirma: No es un suicidio, ha sido un accidente. La médico se queda con cara de atontá. Y nosotros, también. Gato (interpretado por el enorme Ving Rhames), tal vez el mejor personaje de Monday Mornings, ha ayudado a su compañera, evitando que ésta cometiera un error. Pero si el médico no lo hubiera compartido, tal vez el paciente estaría ahora muerto. Eso pasa, y según esta serie creada por David E. Kelley (El abogado, Ally McBeal), pasa muy a menudo. Así que olvídate de House.


Hay cirujanos muy buenos, las estrellas del hospital, pero también se equivocan. Como el guaperas de Jamie Bamber, Adama en Battlestar Galáctica. Y lo que tiene Monday Mornings es que te hace estar con el corazón en un puño. Hay el 50% de posibilidades de que el paciente se salve. O no. Y en el piloto nos exponen varios casos. En unos, el paciente sobrevive por la pericia del médico; en otros, fallece por su arrogancia. Para analizar las neglicencias, los lunes por la mañana, los cirujanos y el tal Gato, que aunque no lo es también entra, exponen los casos de muerte. El juez es el jefe de personal (Alfred Molina), un tipo que va con pajarita y gafapasta, y parece ser el más centrado en todo esto. Lo más terrorífico de todo, al menos tras ver el piloto, es comprobar que se podían haber evitado esas muertes. De pronto, vemos a estos doctores, que no tienen vida, cuyas parejas están hartas, que duermen en una pequeña habitación a deshoras, que son fácilmente vulnerables. Cuando el paciente muere se sienten como asesinos. De ahí esos primeros planos de los guantes goteando de sangre. Son los familiares de las víctimas los que los consuelan. Y en esto, la lección es brutal. Monday Mornings usa recursos visuales muy potentes, la cámara se fija en las manos, en las miradas. A pesar de las muertes, existe una especie de iluminación brillante, que inspira optimismo y esperanza. No es una serie oscura, aunque me noto en tensión. Tal vez sea porque estoy acostumbrada al héroe House, a ver que la muerte no siempre gana. Para los médicos, el tribunal es un M&M. Olvídate de los caramelos. Morbilidad y Mortalidad. Y todo fallo, según Gato, aunque mortal, sirve para aprender. Eso es lo que te hace mejor doctor, dice. Pero yo no estoy preparada para una nueva serie de médicos, para sufrir viendo cómo mueren personas inocentes por culpa de médicos incompetentes. Excepcionales los dos médicos más secundarios: el coreano cerebrito (que zanja la cuestión religiosa en una frase) y la médico ¿hindú? que sacrifica su vida personal por el trabajo. Y atención a dos personajes curiosos que hacen de gilipollas: el sobrado Jonathan Silverman (Este muerto está muy vivo) y el listo de Bill Irwin (CSI). Lo cierto es que Monday Mornings está muy bien hecha, lo mejor son sus personajes, pero si un médico mata a menudo deberían expedimentarlos, ¿no? Que no son James Bond, con licencia para matar.

TNT estrena Monday Mornings el 6 de marzo.

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