1.7.13

Crítica After Earth, la Super 8 de Will Smith dirigida por Shyamalan

(con spoilers) Will Smith me cae simpático. No tengo nada personal contra él. Que quiere escribir un guión para lucimiento de su hijo, estupendo. Que se queda en un segundo plano en la narración para que la actuación del que es su relevo no desentone tanto, es normal. Que no haría un padre por su niño. Que lo ambienta en un futuro postapocalíptico, en el que la Tierra ha sido invadida por bichos, todo más visto que el tebeo, pues él sabrá. Que cuenta con el ingenio de M. Night Shyamalan, uno de los directores más solventes (El sexto sentido, El protegido, Señales, El incidente, me flipan), pues por aquí no paso. Si esta película la hubiese dirigido Condemor nadie hablaría de ella. Las cosas como son. Pero es Shyamalan, con sus defensores y sus detractores, lo que está en el punto de mira. Will Smith lo sabía. Podía haberla dirigido él, pero ya hubiera sido la tribu de los Brady. Un cantazo. Se lo encomienda a un director que dará que hablar (para bien o para mal), que ya retrató la relación de un padre con sus hijos enfrentados a seres de otro mundo en Señales. Mel Gibson tenía miedo. Will Smith, no. El mundo al revés. After Earth relata la vida de un padre robótico, con unas ideas preconcebidas muy claras, una especie de señor Miyagi a distancia con su pupilo Karate Kid (Jaden Smith ya estuvo en su remake). Es una especie de Juan Will sin Miedo, y su pequeñín, cobarde hasta decir basta, aunque lo normal en un escenario tan violento. La trama es de libro gordo de Petete: la nave en la que viajan se estrella y el hijo tendrá que superar una ginkana en la selva para hacerse con la señal que los lleve de vuelta. Unos monos agresivos, humanos colgando de los árboles, un pájaro gigante que le salva en el último momento agradeciéndole su buen corazón (el chaval intentó salvar antes a sus polluelos). Sed buenos, coño. Karma. Todo muy La vida de Pi en el futuro, con la lucha con felino incluida y la visión de unas ballenas felices bajo la sombra de un platillo volante. Ese pájaro enorme que es un águila podría tener alguna lectura con EE UU (el pájaro acaba muerto) o el recuerdo de esa hermana también muerta porque tuvo miedo al enfrentarse a uno de los bichos. Como el chaval se escondió dentro de una pecera y se salvó, la culpa le persigue. Algo que el padre también parece no haber superado. Ahora ese chaval puede demostrar su valentía. No salvó a su hermana, pero conseguirá rescatar a su padre. Mientras el hijo se hace más robótico, el padre se va enterneciendo. Todo el guión es de traca, los diálogos se dan una importancia que no viene muy a cuento. Will Smith, como el niño que no parpadea de Inteligencia Artificial, sentado, resume: "El miedo no es real, es una opción. El peligro sí es real". Ole. Además, no hay 'sorpresa final Shyamalan' porque está al principio. El niño David vence al monstruo Goliath porque no le demuestra miedo, algo que nos explican desde el inicio. Lo ves venir, claro. Pero no su nombre: Fantasmación. Lo único Fantasma que hay aquí es Will, su hijo y todo este Airbender en medio de Avatar. De hecho, que los bichos se parezcan tanto al de la magnífica The Host me molesta; que el chaval se enfrente al bicho como en Super 8, también; que el leit motiv de toda la película sea "supera tus miedos, enfréntate a ti mismo", me aburre. "Lo único que importa es lo que tú crees que habrías hecho", le dice en otro resoplido, porque Will Smith se pasa toda la película como el prota de Shameless, con los ojos semicerrados y beodo. El niño volador (agárrate), sobreviviendo como un animal, solo en medio de la nada, perdiendo la conexión con su padre, al estilo Náufrago. Shyamalan por no hacer no hace ni cameo, simplemente se dedica a insistirnos en que mata lo que te da miedo, y punto. El final éste del saludo militar y el abrazo del niño es la puntilla final. After Earth se hace larga, repetitiva y contiene dos de las peores actuaciones que he visto este año. Esto es lo que el dinero permite, que un actor multimillonario meta a su hijo y embauque a un gran director para dejarnos una especie de legado ¿cienciólogo? Travolta ya parió su penosa Battlefield Earth y Tom Cruise ha estrenado otra futurista con mismo mono ajustado del futuro, Oblivion. Más alienígenas y más arengas no-pussy (no seas cobarde peazo gay), por no hablar de las curaciones milagrosas. Me duele ver a Shyamalan vendiéndose, haciéndome olvidar que una vez me flipó como director con El protegido. Después de ver After Earth, poniendo velas para que la serie Wayward Pines nos devuelva al mejor Shyamalan. No queda otra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Shyamalan se merece la horca por rodar este engendro a la mayor gloria del hijo del Príncipe de Bel-Air, un adolescente consentido que no tiene ni idea de actuar al que su padre millonario le ha pagado la función escolar más cara de la historia del cine. Lo que no logro entender es cómo los ejecutivos de Sony no vieron el desastre que se les venía encima cuando leyeron el guión...

Narrador dijo...

La peli no hay por donde cogerla. Y el halo, ese halo que se muestra cuando el niño sueña con su hermana muerta, un aguila le salva la vida porque... porque sí ¿? No tiene ni pies ni cabeza. Los bichos son aburridos: jabalis, tigres, serpientes, arañas,... Y no entiendo por qué Will Smith está cabreado. No miedo, sí cabreo ¿? Es una mierda de pelicula, una mas en la carrera de ese director.