21.3.15

Crítica Pride (Orgullo), divertida la unión entre los mineros en huelga y los gays

Dominic West (The Wire, The Affaire) bailando, desatado, en medio del comedor del sindicato de mineros de un pueblo de Gales como si estuviera en pleno fiestón en Studio 54. Ésta es una de las escenas curiosas de Pride (Orgullo)… y, sí, mucho prejuicio. Un filme pequeño, sin grandes pretensiones, con un magnífico elenco de actores (Imelda Staunton, Bill Nighy, Andrew Scott…), que escapa del melodrama social para iluminar, a través de la sonrisa, un hecho clave en la lucha por los derechos durante el férreo mandato de Margaret Thatcher. Un grupo de gays y lesbianas, jóvenes entusiastas, decidió ayudar al sindicato de mineros durante su huelga en el verano de 1984. Ante el inicial rechazo de los atónitos trabajadores, por puro desconocimiento y recelo, el grupo viaja a ese pueblo minero de Gales para conseguir convencerlos de su unión, lo que da lugar a hilarantes encuentros (y desencuentros). Sin apearse del tono cómico, Pride es entretenida y emotiva, aunque, en ocasiones, resulte demasiado naíf y pueda caer en tópicos (que los hay). Pero logra su objetivo: dar a conocer una parte de la historia, una pieza del puzle, desde el optimismo más sincero, logrando transmitir un buen puñado de emociones. El filme, nominado como mejor comedia a los Globos de Oro, ha ganado varios premios, entre ellos, el BAFTA al mejor debut, el premio Queer en Cannes para Matthew Warchus y en los British Independent Film Awards, mejor película y actores de reparto (Scott y Staunton). [Crítica publicada en Cinemanía marzo]

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