Foto: Madrid Diferente |
Para los que vivieron la Movida madrileña el emplazamiento es mítico. Aquí Almodóvar rodó la película Laberinto de pasiones. En los años 80, era La Bobia, lugar de encuentro de punkies, pasó a ser una cafetería (Woster) y desde este año ha retomado su nombre icónico de La Bobia transformándose en una sidrería.
La decoración llama la atención, con una cocina que está abierta, y donde se puede ver a los cocineros preparando los platos. La carta contiene variados platos de sabor asturiano y a mí que me encanta Asturias me hubiera gustado probarlo todo. Ya volveré. Los precios no son baratos, teniendo en cuenta lo que te cuestan estos mismos platos en Asturias, o en cualquier restaurante asturiano menos moderno. Pero en La Bobia, supongo, pagas porque está donde está (en el centro de Madrid) y por su apariencia de local cool y de vanguardia. Bebimos cañas de cerveza Heineken (1,80).
El pastel de cabracho estaba bueno aunque demasiado frío, así que no se apreciaba ni la textura ni el sabor de este tipo de plato asturiano. Pedimos una ración entera, así que supongo que la media ración será uno de los trozos que veis, lo cual me parece en cualquier caso muy escaso. Cobrarte 10 euros por este plato que véis es un timo.
Los fritos de pixin (o rape) nos gustaron mucho, seis piezas (media ración) cuestan 10,40 euros, lo que tampoco es justificable. De hecho, la mayoría de la gente que vimos cenando pedían lo más barato: croquetas variadas o cachopo.
La media ración de taquitos de ternera (7,40) estaba espectacular, con el ajo en las patatas, aunque se habían pasado con la sal en la salsa.
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